El acelerado ritmo de vida actual, la demanda de trabajo, compromisos sociales y el listado de pendientes que incluso tenemos hasta con la televisión, resulta dejándonos sin tiempo para desconectarnos y salir de la rutina.
Tomarse unas vacaciones, así sean cortas, es clave para nuestro bienestar físico y mental. Así lo ratifican varios estudios que han encontrado cómo desconectarse por pocos días genera un impacto positivo en la salud emocional, laboral y física.
Los trabajadores que hacen varios viajes cortos a lo largo del año no solo mejoran el indicador de bienestar laboral, sino también su productividad.
Pero no se trata solo de una cuestión de cantidad; la calidad también es fundamental. Las vacaciones realmente tienen que servir para desconectarse del estrés, la rutina laboral y las preocupaciones. Eso de dejar activadas las notificaciones de correos electrónicos y mensajes en el celular mientras se está por fuera, definitivamente no ayuda a desconectarse del trabajo; la verdad es que así la persona no responda ni trabaje durante esos días, el solo hecho de seguir estando tan enterado del día día laboral y de los posibles problemas que ocurran, activa nuevamente las preocupaciones y el estrés y no permite una desconexión real. Entre mayor distancia psicológica se logre, es mejor y más productivo el retorno al trabajo.
Un estudio presentado por la revista Stress and Health indica que gozan de mayor salud y calidad de vida quienes en vez de una temporada larga de vacaciones tienen varias minivacaciones, de entre 4 y 5 días. El solo hecho de planear y tener la expectativa del viaje genera una satisfacción más que positiva para el organismo.
Por su parte, un estudio de la Universidad de Pittsburgh realizado con más de 12.000 hombres concluyó que aquellos que no se toman por lo menos una semana de vacaciones al año, tienen aproximadamente un 30% más de probabilidades de sufrir un ataque cardíaco, mientras una investigación realizada en 2005 por la Clínica Marshfield en Wisconsin, las mujeres que toman vacaciones menos de una vez cada dos años tienen mayor probabilidad de sufrir una depresión.
