Una investigación realizada con habitantes de la provincia china de Shandong encontró una relación notoria entre los tiempos prolongados de sueño y el riesgo de desarrollar algún tipo de demencia a partir de los 60 años.
La iniciativa surgió porque la gran mayoría de estudios sobre la demencia se realizan en poblaciones caucásicas, como lo son Norteamérica y Europa occidental, cuando existen otros contextos como el de China, país donde al menos 6 % de los adultos mayores sufren de esta enfermedad.
Para el ensayo, se convocó a 3.274 personas a partir de los 60 años de edad, a los que se les realizó una serie de encuestas y experimentos durante el 2014, para determinar factores como su horario habitual de sueño, tiempo de sueño profundo, tiempo que permanecían en cama y salud a nivel cognitivo. Del grupo inicial, 1.982 sujetos continuaron con el estudio para una nueva revisión en 2018, en la que encontraron que 97 de los pacientes fueron diagnosticados con demencia en el tiempo transcurrido entre los dos exámenes.
Además, aquellas personas que no necesariamente desarrollaron demencia durante ese período, sí evidenciaron una relación significativa entre el tiempo de sueño prolongado y un declive en su respuesta al Mini-Mental State Exam (MMSE), una prueba para diagnosticar el estado del funcionamiento neuronal y cognitivo en pacientes adultos.
Conclusiones sobre la demencia y el sueño
Si bien los datos arrojados por estas pruebas son de gran importancia para la neurociencia, el estudio crea nuevas incógnitas, como la influencia de las condiciones de vida en los resultados de los exámenes, la aplicabilidad de estas conclusiones en poblaciones occidentales o la posibilidad de reducir el riesgo de demencia al disminuir las horas diarias de sueño. Por tanto, los encargados de la investigación sugirieron la necesidad de hacer nuevos estudios para profundizar los hallazgos.
de los casos de demencia a nivel mundial caen en la categoría de Alzheimer, su forma más común.
fue el aumento en el riesgo de desarrollar demencia en los individuos que durmieron más de ocho horas, en comparación con quienes dormían entre siete y ocho horas.