Una rara enfermedad respiratoria que afecta a 14 de cada 100.000 personas en el mundo. Le enseñamos cómo identificarla para retrasar su desarrollo.
Que los pulmones sigan funcionando con la misma capacidad de siempre o, al menos, que la fibrosis pulmonar idiopática (FPI) no comprometa su funcionamiento en más del 50%; esa es la premisa bajo la cual la doctora Emily Rincón Álvarez, neumóloga y miembro de la Asociación Colombiana de Neumología, considera que sería exitoso un tratamiento para frenar el avance de la enfermedad.
“El diagnóstico temprano es lo único que puede prevenir el deterioro agudo de la función pulmonar en un 50% por lo que el paciente tendría un progreso mucho más lento y lo llevaría a prolongar su supervivencia”, sostuvo la especialista.
Lo que hace la FPI es afectar el tejido pulmonar y favorecer la aparición de cicatrices en el mismo, extendiéndose de a poco en el órgano y deteriorando su condición. Además sus síntomas pueden confundirse con otras enfermedades como el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o el cáncer de pulmón, dado que se presentan dificultades para respirar o hablar, tos aguda, debilidad en el cuerpo y hasta pérdida de peso.
De acuerdo con Carlos Matiz, presidente de la Asociación Colombiana de Neumología y Cirugía de Tórax, “los médicos deben sospechar basados en la historia clínica del paciente; la edad y síntomas como asfixia, fatiga, tos crónica y ruidos pulmonares inusuales, entre otros. También, se puede sospechar cuando los pacientes presentan malformaciones en los dedos de las manos”.
Aunque se ha comprobado que la patología es más usual en hombres mayores de 65 años, se trata de una enfermedad crónica que, a la fecha, no tiene una cura más allá del trasplante de pulmón. Sin embargo, si se identifica tempranamente la FPI puede ser tratada con fármacos, oxígeno o rehabilitación pulmonar para frenar su desarrollo y aumentar la calidad de vida del paciente.
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