Más allá de la pareja sentimental existen múltiples compañías que avivan la felicidad. Cultivarlas, sin extremos, es elemental para alcanzar la plenitud.
Asesores: Lucio González Ortega – Médico psiquiatra, adscrito a Coomeva Medicina Prepagada
María Victoria Orrego – Psicóloga clínica, adscrita a Coomeva Medicina Prepagada
En cada etapa de la vida el ser humano construye vínculos afectivos que se traducen en una red de compañeros para descubrir, enfrentar y disfrutar el día a día. Y aunque es importante crear todo tipo de relaciones, hay quienes centran toda la atención en su pareja, desarrollan mayor apego por ella y limitan el término compañía a su presencia, por eso, al no tenerla cerca, experimentan la soledad.
El primer paso para prevenir esa sensación es comprender que se viven más momentos felices y se fortalece el bienestar emocional al abrirles las puertas a nuevas duplas que llegan a complementar varios aspectos de la vida, aquí son bienvenidos los amigos, las mascotas, los compañeros de trabajo, e incluso uno mismo.
“Cuando una persona teje una red amplia de compañías es porque ha tomado la decisión de depositar sus cargas de amor en varios individuos, tal vez a unos les entregue más cariño que a otros, lo fundamental es tener conscientemente varios soportes a los que acudir en cualquier circunstancia, ya sea buena o mala; a nivel mental esto brinda tranquilidad y seguridad”, explica Lucio González Ortega, psiquiatra clínico.
Se trata entonces de mantener la balanza del amor en equilibrio: no hay que reducir el mundo a una persona, ni tampoco caer en el exceso de sumar un millón de personas porque al final el afecto es una energía finita, que al entregarse totalmente desencadena un desgaste emocional que trae consigo vacíos y el pensamiento de recibir menos de lo que se da.
Vínculos saludables
De acuerdo con la psicóloga María Victoria Orrego, especialista en Neuropsicología, “los lazos mantienen a flote la motivación y el balance con otras esferas de la vida”, por esa razón, quienes cultivan relaciones sanas son más estables emocionalmente, suelen solucionar las dificultades de manera asertiva y están dispuestos al cambio.
El ejemplo más claro para evidenciar los beneficios que produce tener compañías se da con los amigos, “con ellos se activan neurotransmisores que generan positivismo y se previene la ansiedad y la depresión; además, ayudan a incentivar la memoria y prolongan la vida”, afirma Orrego. Esto no quiere decir que son el único bastón para avanzar como seres sociales, más allá de la amistad hay otras elecciones igual de favorecedoras, que vale la pena incluir en el plan de vida.
Las mascotas son unos compañeros extraordinarios, no solo porque corresponden gratamente al cariño que se les entrega, también por el cambio que producen en sus dueños al modificar su rutina con actividades como salir al parque, alimentarlos y cuidar su salud, cada una de estas tareas pasa de ser una obligación a un episodio de complicidad en el que se intercambian cuidados por inyecciones de felicidad inmediata, pues mientras esto ocurre en el cerebro se activan la dopamina y la serotonina, responsables de avivar sentimientos de alegría. A diferencia de otras interacciones, el contacto con animales es más libre y a la hora de expresar las emociones estas se desatan sin ninguna inhibición.
Compañías sin forma
Para el psiquiatra Ortega González, se vale simbolizar los apegos y depositar otras cargas de amor en aquellos hobbies o pasiones que le permiten al cuerpo expresarse libremente. “Es clave que desde pequeños se aprenda a amar muchas cosas, bien sea un deporte, un instrumento o cualquier otra actividad que al crecer se convierta en otro vínculo sano en el cual la persona se pueda soportar para liberar cargas y elevar sus emociones positivas”, dice.
Frente a esto, aparece otra compañía que pocas veces se tiene en cuenta y es la más cercana e incondicional: uno mismo. “Entender que mi dupla soy yo” es un proceso que requiere darle la oportunidad a estar solo para profundizar en las motivaciones personales y encontrarse con el “yo” real, son precisamente estos espacios donde la autoestima asciende, se disfruta todo con mayor placer y se forjan bases sólidas para enfrentarse a una sociedad de estereotipos. “El principal objetivo es empezar a considerar las demás compañías como una alternativa y no como una necesidad, esa es la base del equilibrio emocional, acompañarse a uno mismo”, concluye Orrego.
Los lazos mantienen a flote la motivación y el balance con otras esferas de la vida.
Red para la salud
Las personas que tienen compañías estables y sanas:
1.Generan menos cortisol, por lo tanto, regulan las respuestas hormonales ante el estrés.
2. Activan fácilmente los neurotransmisores que generan felicidad y la noradrenalina, relacionada con el placer, la saciedad y la tranquilidad.
3. Producen más dopamina, favoreciendo la motivación, la creatividad y la sensación de bienestar.
4. Disminuyen procesos patológicos como la diabetes, la obesidad y la hipertensión arterial.
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