Si visitas al odontólogo, aseas tu boca después de cada comida y usas hilo dental, ¡felicitaciones! Sin embargo, te recordamos un tema vital, el estado de tu herramienta de limpieza. Tres consideraciones que marcan la diferencia.
1. Hábitat de microorganismos
No basta con cepillarse los dientes tres veces al día para tener una buena higiene bucal. El instrumento para limpiar la boca y los hábitos en el baño también desempeñan un papel importante para mantener una boca sana.
De el lugar y la manera como se guarde el cepillo de dientes depende que haya más o menos microorganismos en las cerdas, que después entrarán a la boca y pasarán por dientes, encías y lengua.
En la cavidad oral se albergan cientos de microorganismos que se pueden transferir al cepillo de dientes durante el uso. Algunos de ellos serían estafilococos, bacterias coliformes, pseudomonas, levadura, bacterias intestinales y gérmenes fecales.
Una bacteria puede saltar del inodoro al cepillo cuando la persona no se lava las manos después de ir al baño y antes de manipular el cepillo. Vale anotar que la responsabilidad de tener unas cerdas libres de bacterias no reside sólo en el usuario. Puede haber microorganismos antes de comprar o de retirar el cepillo del empaque.
2. Cuidar al que limpia
La Asociación Estadounidense Dental, ADA, recomienda que el cepillo no se guarde en un contenedor cerrado o que se cubra. Un ambiente húmedo es más propenso para el crecimiento de microorganismos.
Los especialistas sugieren guardar los cepillos en forma vertical y de ser posible dejarlos secar hasta el siguiente uso. Si se almacena en el mismo lugar más de un cepillo, mantenerlos separados puede ayudar a prevenir la contaminación cruzada.
Se recomienda lavar el cepillo con enjuague bucal antibacterial tras su uso, a fin de asegurar una buena limpieza bucal y evitar que microorganismos de otras partes salten a la boca. Lo indicado es enjuagar a fondo los cepillos con agua potable después del cepillado, esto permitirá retirar los restos de crema dental y de comida que queden atrapados entre las cerdas.
3. Renovar el instrumento
Los cepillos tienen un periodo de vida útil limitado, alrededor de tres meses o cuando las cerdas se abren, lo que ocurra primero. Si las cerdas del cepillo están abiertas, no lo dude, es hora de cambiarlo. Si la persona ha estado enferma, se aconseja cambiar de cepillo una vez se haya recuperado. Y, por último, no se debe compartir el cepillo de dientes. Parece un comentario obvio, pero numerosas parejas admiten que comparten el cepillo. Esto significa que se comparten las bacterias, incluyendo aquellas que causan caries y enfermedades periodontales.