Cuando se trabaja por largas horas sentado es difícil incluir, al mismo tiempo, una actividad física.
Sin embargo, caminar del paradero a la oficina o ir en varias ocasiones por un vaso de agua son algunas maneras de poner en actividad el cuerpo.
La nutricionista Clara Valderrama así lo indica: “Básicamente cuando uno habla de actividad física implica moverse. En el caso del trabajo, se trata de activar el cuerpo que ha estado quieto tanto tiempo”.
Lo ideal es que cuando la persona salga de su casa trate de usar más las escaleras que el ascensor, se baje dos cuadras antes del lugar de su trabajo, si va en bus o taxi, opte por utilizar más el servicio público de transporte si usa el carro todos los días, y busque cualquier momento del día para moverse. Se trata de encontrar la excusa.
Una alternativa es vincular las pausas activas a la jornada laboral, de esta manera, podrá mover las manos, estirar las piernas y evitar la quietud, que en exceso es perjudicial para la salud. (Lea también: Diez pausas activas que mejoran su desempeño corporal).
“Esto no implica que el individuo vaya a quemar calorías o a perder peso, realmente para este objetivo se requiere de una rutina de más de 30 minutos diarios, pero moverse sí activa y previene otras serie de riesgos o enfermedades en temas de respiración, circulación, de salud”, agrega la especialista. (Le puede interesar: El tiempo, enemigo de las malas posturas).
La recomendación, entonces, es a que cada persona se tome una pausa dentro de su jornada para mover a conciencia su cuerpo y darle una nueva inyección de energía.