Es fácil caer en la ansiedad y en la angustia cuando planeamos a largo plazo.
Asesores: Gladys Elena Villegas, psicóloga y Jorge julián calle bernal, psiquiatra
“A largo plazo” es una frase que puede provocar temor y ansiedad. Terminar una carrera, elaborar una tesis, comprar una casa, alcanzar un ascenso, establecer formalmente una relación de pareja. Las metas son diversas y en todos los campos, pero el primer peldaño para emprender estos planes y no tirar la toalla en el camino, es la motivación.
Esa será la fuerza que mantendrá encendida la ilusión frente a un proyecto, no importa cuánto se demore ni las dificultades que se presenten. Así lo cree Gladys Elena Villegas, psicóloga, experta en programación neurolingüística.
Pero no es tan sencillo. La convicción debe partir desde lo más profundo de cada persona, de sus valores, de sus sueños, porque “si la motivación es quedar bien con otro o cumplir las expectativas de otro, es probable que en alguna parte del camino empiece a sentir que el proyecto pesa”.
Por eso, es que muchos van por la vida no haciendo lo que quieren sino lo que creen que deben hacer “o lo que el mundo está esperando que hagan, y se montan en unos retos y en unos proyectos desgastantes”. Con esta claridad, lo siguiente es hacer un análisis más: cuáles son las prioridades en la vida y, de acuerdo, con estas movilizar las intenciones y acciones para ir tras ellas. En esa priorización, cada uno encontrará que requiere de planes en el corto, en el mediano y en el largo plazo, que tendrá que ir consolidando en su cotidianidad.
PASO A PASO
En este punto, el psiquiatra Jorge Julián Calle Bernal, considera que la disciplina es indispensable. “El problema con las metas a largo plazo es que terminamos dejando las cosas para lo último. Si tengo una disciplina, todos los días le trabajaré un poco a esa meta y así, posiblemente, sea capaz de lograrla”. Viene otro valor infaltable en el proceso: la persistencia. “Puedo querer muchas cosas, pero si no actúo en consecuencia con eso, tengo que asumir que no voy por el camino que es.
Yo monto una visión y mi misión es empezar a caminar para llegar a lo visionado. Y mientras lo recorro necesito firmeza, claridad, disciplina, orden, esfuerzo, constancia. Ahí se verá la diferencia entre la gente que logra lo que se propone y la que no”, agregó Gladys Elena Villegas.
Tips para lograr un proyecto a largo plazo
Realizar un cronograma. Cuando el proyecto se visualiza por etapas, la persona podrá enfocarse mejor en las metas. Ir cumpliendo pequeños objetivos cada día o cada semana, llevará a la consolidación final. También, de ser necesario, ponerse horarios de trabajo.
- Que las acciones cotidianas estén totalmente alineadas con el propósito. Preguntarse: ¿necesito ayuda? Si quiero mejorar mis finanzas, ¿busco asesoría en ese aspecto? Y ser coherente con la meta: por ejemplo, si mi anhelo es pagar un préstamo en menos tiempo, debo evitar gastar en lo que no debo.
- Ponerse metas factibles. Se trata de ser realistas, pues muchas veces el sujeto establece unos objetivos muy ambiciosos en un plazo muy corto o, en el otro extremo, amplía el tiempo de más y llegan la pereza y la desmotivación.
- Cuidarse de caer en la ansiedad anticipatoria. El médico psiquiatra Jorge Julián Calle Bernal lo explica: “Muchas personas son tan ansiosas que se empiezan a preocupar por lo que no deberían todavía. Luego de haber hecho un buen cronograma y de irlo cumpliendo no tenemos por qué estar pensando catastróficamente en el proyecto. Pensar en lo que podría salir mal nos lleva a conductas evitativas, que nos hacen desistir”.
- Trabajar en equipo o solo. Importante tomar esta decisión, porque proyectos a largo plazo requieren de equipos óptimos, capaces de coordinarse y de ponerse tareas y cumplirlas.
- Encontrar estrategias para persistir. Para alcanzar algo, considera la psicóloga Gladys Villegas, es importante creerlo y nombrarlo. Por eso, se recomienda escribir el plan y mantener el cronograma a la mano; visualizar la meta (escrita o en imágenes recortadas) todos los días; repetirse frases positivas, como “yo puedo”, “yo soy capaz”; ayudarse con audios o libros motivadores y apoyarse en personas que aconsejen y animen cuando haya momentos de debilidad •
Le puede interesar: Actividad física, un hábito desde la niñez