Los seres humanos tenemos aproximadamente de 500 a 600 ganglios linfáticos distribuidos por todo el cuerpo.
Estos se encuentran agrupados en las axilas, la ingle, el cuello, el pecho y el abdomen y juegan un papel importante en la protección del organismo contra cualquier infección. Se pueden inflamar incluso cuando la afección no es notoria o es trivial, sistémica como localizada, por formación de abscesos o cáncer. La Clínica Mayo, explica “que funcionan como filtros, y atrapan virus, bacterias y otras causas de enfermedades, antes de que puedan infectar otras partes del cuerpo”.
Se recomienda acudir al médico cuando:
- Se inflaman sin motivo aparente.
- Se agrandan o han estado presentes durante un período de dos a cuatro semanas.
- Son duros o gomosos al tacto, o no se mueven cuando se presionan.
- Están acompañados por fiebre persistente, sudoración nocturna o una pérdida de peso sin causa aparente.
- Si la persona presenta problemas para tragar o respirar.
Faringitis, sarampión, infecciones del oído, dentales, en la piel o una herida, son las causas más comunes de su agrandamiento.
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