Aunque aún no tiene cura, los tratamientos para el VIH han avanzado tanto que una persona diagnosticada de manera temprana con la enfermedad puede llevar una vida casi que normal.
El problema sigue siendo la falta de conciencia para prevenir esta infección que, en la mayoría de los casos está en nuestras propias manos.
Los esfuerzos para prevenir el VIH deben multiplicarse si se quiere alcanzar la meta de poner fin a la epidemia para el año 2030. Así lo señala el programa conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH, Onusida, en la campaña que adelanta por el Día Mundial del Sida, como una oportunidad para que como ciudadanos pensemos en las iniciativas y mecanismos necesarios para fortalecer los esfuerzos de prevención de la enfermedad.
Aspectos sociales como el empoderamiento, la inclusión y los derechos de las mujeres y las niñas, son claves para acelerar el cumplimiento de la meta. Las principal forma de prevención que debe potenciarse es el uso de preservativos. Asimismo, otros factores preventivos son evitar intercambiar jeringas o agujas con otras personas, el uso de instrumentos estériles para perforar la piel, uso de fármacos específicos ante un alto riesgo de contagio (como en los casos en que la pareja es portadora de la enfermedad), la circuncisión masculina voluntaria, la prevención de la transmisión maternoinfantil del VIH y las pruebas diagnósticas como mecanismo de detección temprana.
Lo cierto es que aunque conozcamos muchas de estas formas de prevención, siguen existiendo alrededor del tema barreras no solo económicas y sociales, sino también mentales, por lo que la invitación es a tomar conciencia y, como afirma el lema usado en la campaña actual, levantar la mano por la prevención del VIH.