El inicio de la jornada laboral es el momento de mayor rendimiento del cuerpo y de la mente.
Cada persona es diferente, pero una cosa es segura: por muchas habilidades que se tengan, sin una buena gestión del tiempo es difícil desarrollarlas. Tiempo y productividad son dos conceptos que siempre han ido de la mano, por esto se hace necesario ponerlos en práctica. Los siguientes consejos le pueden ayudar a aprovechar mejor cada momento del día.
- Planificar el tiempo: no solo se trata de poner un despertador y llegar puntual, sino de establecer un límite temporal a cada tarea para no alargarla más de la cuenta y, sobre todo, ser organizado. Si se lleva una previsión del trabajo, el grado de satisfacción al conseguirlo también será mayor.
- No procrastinar: existen dos tipos de trabajo: el “trabajo”, y el “trabajo real”. El primero es el rutinario pero que suele quitar bastante tiempo como responder correos, asistir a reuniones periódicas o, por lo general, todas las tareas administrativas. El segundo, es aquel que está destinado al cumplimiento de objetivos importantes, tanto personales como de la empresa. Durante las primeras horas de trabajo hay que dedicar la mayor parte de los esfuerzos al trabajo importante, y no remplazarlo por otras tareas.
- Evitar el multitarea: si pasa de una tarea a otra sin haber finalizado ninguna de las dos, lo único que se conseguirá es tener que invertir más tiempo en ambas. Este es uno de los errores que puede disminuir la productividad, hasta en un 40 %.
- Definir prioridades: haga una lista, escoja las tareas más importantes y ubíquelas en la parte superior. Esta es otra manera de evitar la procrastinación e incrementar la productividad durante las primeras horas de trabajo.
Otra manera de generar estímulos que mantengan a las personas motivadas en el trabajo es que se den pequeños premios que se pueden traducir en cosas que nos hagan ilusión: una pausa o descanso, una compra, algo de comer.
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