La fe que infunde la familia

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La respuesta, dice, puede sonar cliché pero es la verdad: al enfrentar una enfermedad como el cáncer, lo vital es la fe y la esperanza que viene de la familia.

“Verlos a ellos con esa fe y esa energía, creyendo que todo iba a salir bien, porque yo tuve mucho tiempo decaído en el proceso, y tuve dos cirugías muy complicadas, y darme cuenta de que ellos tenían más esperanza que yo, fue muy retador, la familia me contagió eso”.

Llevaba meses con síntomas comunes: ardor en el estómago, algún cólico, indigestión, diarrea. Julián Villegas Gámez, que es médico, hoy Jefe Nacional de Gestión de Riesgo en Salud para Medicina Prepagada de Coomeva, sabía que los síntomas no eran tan graves, que podían estar avisando de una gastritis o, quizá, de un colon irritado. Su esposa Paola Aguirre —que también es médico— lo persuadió para que se hiciera examinar. Se practicó una ecografía: le encontraron una masa de cinco por cinco centímetros en el páncreas. Luego de varios exámenes, de una operación, el diagnóstico fue carcinoma de páncreas endocrino.

“Me sentí muy mal porque sé de la gravedad de una masa en el páncreas. Luego, cuando me diagnostican el carcinoma, me doy cuenta de que es el mismo tumor que tuvo Steve Jobs, el creador de Apple, que justamente murió. Eso me generó mucha angustia”.

Pese al mal augurio que se iba formando en su cabeza, existían dos factores a su favor: no tenía síntomas de metástasis y no había perdido peso. El futuro prometía, valía la pena doblar las apuestas.

Una de las primeras decisiones que tomó fue no leer sobre su dolencia: “Uno se contamina de información y se vuelve muy científico, pierde el foco sobre un tema muy importante: la fe. Decidí no leer del cáncer y deposité mi confianza en el doctor Álvaro Guerrero, hemato-oncólogo”.

No fue fácil: “Tuve una cirugía fallida, porque sangré mucho, estuve en la Unidad de Cuidados Intensivos; a partir de ahí tuve una quimioterapia, y ese tratamiento lo integré con medicina biológica, acupuntura, terapia y medicamentos homeopáticos, eso me ayudó a sobrellevar el tratamiento y la segunda cirugía, que fue complicada porque me sacaron parte del páncreas y del duodeno”.

El tratamiento, la combinación de los saberes, fue fundamental para la recuperación, pero —repite— lo primordial fue la fe de su familia, que levantaban su ánimo cuando creía que no le quedaban fuerzas.

Luego de vencer el cáncer, julián tiene la idea de brindar una atención integral donde pueda abordarse al paciente desde varias perspectivas “el programa tiene la intención de ver al paciente con una visión integrativa, donde tenga cabida tanto la medicina tradicional (quimio-radio-cirugía) como la medicina alternativa: homeopatía, la medicina biológica, la acupuntura, entre otras; lo cual tendrá seguramente impactos positivos para ayudar al tratamiento y curación de la enfermedad”

Hoy, plenamente recuperado, comparte los días con su esposa y sus dos perros, Samantha y Nacho. Sabe que la fuerza para superar las crisis está en el corazón del verdadero amor, el de la familia, y ese quiere que sea el centro del programa de Coomeva para atender el cáncer •

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