Asesora:Rosa María Hernández Nutricionista, adscrita a Coomeva Medicina Prepagada
Barato, restaurador y con múltiples propiedades, así se puede describir esta raíz poderosa conocida por sus múltiples beneficios. Aprenda a usarla.
Desde Oriente llegó un producto poderoso a las despensas colombianas, el jengibre. Pese a que hace mucho tiempo circula por nuestras cocinas, este ingrediente es redescubierto a diario gracias a sus múltiples propiedades. La raíz, con un singular sabor que transita entre lo cítrico, lo picante y lo refrescante, es una predilecta dentro del botiquín natural de las abuelas.
Ellas lo prefieren como parte del tratamiento de enfermedades del sistema inmunológico, y se convierte en un aliado indispensable cuando inicia la temporada de resfriados. Ayuda a tratar infecciones e inflamaciones de la garganta, y es muy útil en casos de afonía y para cantantes profesionales.
Sus propiedades antiinflamatorias son reconocidas. De acuerdo con Rosa María Hernández, “lo recomiendo como parte de un tratamiento natural de enfermedades inflamatorias y/o dolorosas como la artritis, la artrosis, la fibromialgia o la fatiga crónica”, argumenta la nutricionista de la Pontificia Universidad Javeriana.
Es muy beneficioso para el sistema digestivo, “nos ayuda a tratar mala digestión, flatulencias, gastritis, úlceras gástricas y diarrea, entre otras afecciones”, añade la especialista.
Ayuda a pacientes con náuseas, mareo y vómito. Específicamente se refiere a mujeres embarazadas que “pueden consumirlo en los primeros meses de gestación, debido a que no ocasiona daños al feto o a la madre”. También puntualiza que “es un suplemento ideal para contrarrestar algunos efectos secundarios en pacientes que reciben quimioterapia”.
La nutricionista Rosa María Hernández recomienda tomarlo en polvo, porque de esta forma se tiene control de cuánto se ingiere. “Aconsejo no superar la dosis de 2 gramos diarios y consultar siempre con un especialista”, dice.
La raíz cruda se puede añadir a todo tipo de preparaciones, desde bebidas hasta bizcochos. Recuerde pelarla primero, la forma más fácil de hacerlo es rasgar la piel con una cuchara, se desprenderá fácilmente.