Los cambios en la postura y en la manera de caminar son comunes con la edad. En la piel y el cabello también se presentan.

Las articulaciones son las zonas en las que se unen los huesos y le proporcionan la flexibilidad al esqueleto para el movimiento. Los músculos, por su parte, proporcionan la fuerza y la resistencia para mover el cuerpo.

La coordinación, aunque es dirigida por el cerebro, puede resultar afectada por los cambios, tanto en los músculos como en las articulaciones, lo que se evidencia en la postura y la marcha, y termina en  debilidad y lentitud en la dinámica del cuerpo.

Según el portal MedlinePlus, por envejecimiento, el ser humano puede presentar:

• Pérdida de masa o densidad ósea, especialmente las mujeres después de la menopausia porque pierden calcio y otros minerales.
• El tronco de la columna vertebral se vuelve más corto.
• Las vértebras también pierden parte de su contenido mineral, haciendo que cada hueso sea más delgado. La columna vertebral se vuelve curva y apretada.
• Los arcos del pie se vuelven menos pronunciados, lo que contribuye a una pérdida ligera de estatura.
• Las articulaciones se vuelven más rígidas y menos flexibles. El cartílago puede empezar a friccionarse y desgastarse.
• La masa corporal magra disminuye.
• Los músculos están menos tonificados y son menos capaces de contraerse debido a cambios normales en el tejido muscular y a las transformaciones en el sistema nervioso por envejecimiento.  

Practicar ejercicio es una de las mejores maneras de retardar o evitar los problemas musculares, articulares y óseos. Es importante también llevar una dieta equilibrada con suficiente calcio.

Los cambios musculares empiezan, con frecuencia, a los 20 años en los hombres y a los 40 en las mujeres.

Le puede interesar: Guía para una postura correcta