El solo ejercicio de agradecer cotidianamente de manera consciente puede disminuir la ansiedad y generar un bienestar que se multiplica en tiempos de incertidumbre
Asesoras: Valentina Gómez O.
Psicóloga, especialista en Educación de Emociones y Bienestar
Paula Andrea Jiménez A.
Directora y creadora del Laboratorio de Felicidad
Durante el día, se dice múltiples veces “gracias”. Al que sostiene la puerta del edificio, al conductor de transporte público, al que vende la fruta en una esquina, a los compañeros de trabajo; sin embargo, es una acción mecánica y cordial, no todas la veces que se ejecuta se siente con igual emoción, sin tener en cuenta que en realidad todo el entorno está construido sobre una serie de elementos que, al analizarlos, parecen ensamblados de manera casi mágica. Si se piensa en todo lo que tuvo que pasar en la historia de la humanidad para que un automóvil funcione, es sorprendente; o para que cada una de las frutas en el carro del vendedor estén ahí. Así explica Valentina Gómez O., psicóloga especialista en Educación de Emociones y Bienestar, creadora del espacio Habilidades de Vida. ¿Por qué deberíamos agradecer desde la emoción y cómo se debería mirar el mundo para despertar la fuerza de la gratitud? Con el cambio de perspectiva, el agradecer cotidiano se repotencia hasta generar un bienestar que se multiplica.
“La gratitud es un gran impulsor de felicidad”, dice Paula Andrea Jiménez Álzate, directora y creadora del Laboratorio de Felicidad, “porque la felicidad es un tema de atención. Los seres humanos estamos entrenados para poner la atención en lo que nos falta y no en lo que tenemos. Tomar la gratitud como un hábito, nos permite ver las dos caras de la moneda, tener una vida realista y no centrarnos solo en lo que nos falta. Enfocarnos en lo que tenemos se nos vuelve un lugar de edificación, es decir, tenemos bases para seguir construyendo nuestra vida”. Entonces, al cambiar la perspectiva, se puede ver, por ejemplo, el gran esfuerzo personal que se ha hecho durante la vida para llegar donde se está y no todo lo que falta por recorrer. Mirarse desde el agradecimiento permite descubrir otros talentos, construir sueños sobre lo que se tiene y ver más clara la satisfacción, lejos de la frustración del deseo.
Reconsiderar las expectativas
Aunque el futuro es un buen lugar para visitar y soñar, no existe, aclara Gómez. Es una construcción mental que se puede usar para planificar, pero no se debería vivir en él, porque aleja del presente y puede ser causante de frustraciones. Otra forma de mirar más lo que falta, que lo que se tiene. Según Jiménez, el agradecimiento puede ayudar a proyectar mejor ese futuro porque da bases reales. “Muchas veces soñamos con cosas que sentimos muy lejanas, pero es porque no partimos de lo que ya tenemos. Cuando tú sabes qué tienes, cuando tú sabes tus talentos, tus valores y los reconoces, puedes avanzar más acorde a lo que tú eres y eso hace que consigas tus sueños mejor y más eficazmente”, explica.
Para las expertas, esa es la forma de mirar el porvenir, para eliminar la angustia de no saber lo que viene. No se sabe que el futuro vaya a ser positivo, sin embargo, se puede abordar desde una perspectiva de agradecimiento que permitirá encontrarle las cosas buenas. Tampoco se tiene la certeza de que lo que viene será negativo, y pensar en ello solo daña la experiencia del presente y consume energía. Se genera el miedo de la ansiedad, que es una sensación normal, pero no es fruto de una amenaza real sino creada.
Llenarse de energía
Practicar la gratitud termina en un cambio de actitud frente a la vida y con ese cambio de enfoque, el entorno también cambiará. “Si no estás en gratitud, todo el tiempo vas a quejarte de lo que no es como tú quieres que sea, pero cuando tú te metes en la película y aceptas las cosas tal como son, eso cambia totalmente la perspectiva. Tú reconoces la gente que es así y te acercas, es como una vibración, como un imán. Las personas agradecidas atraen, atraen las buenas relaciones, la salud, la abundancia, los amigos y las cosas buenas”, afirma Jiménez.
Es una buena práctica para intentar traer tranquilidad a la vida, en un contexto de cambios permanentes que crean incertidumbre colectiva y angustia. “La pandemia nos dejó en un estado de alerta muy alto en donde la mente interpreta amenazas constantemente”, lo que se refleja también en gestos y actitudes corporales. Hoy necesitamos encontrar el estado de bienestar que hace parte de lo humano, de su naturaleza. Hay que descubrirlo y convertirlo en el gran protagonista que acompaña nuestras vidas, concluye Valentina Gómez.
Ejercicios para fomentarlo
- En las noches, escribir en un diario de gratitud tres cosas por las que quieras agradecer.
- En familia, tener un frasco decorado donde todas las noches puedan poner algo que agradecen juntos.
- Que el primer mensaje que escriba en la mañana, en Whatsapp o por correo electrónico, sea de gratitud, para que su mente empiece a activar estos neurotransmisores de optimismo, claridad y esperanza.
- Escribir una carta a una persona viva que haya hecho algo por usted o que dijo algo que le inspiró cambios positivos. Si se lee cuando estén juntas, los niveles de bienestar a nivel fisiológico, emocional y mental se elevan exponencialmente y se sostienen.