Este término tan mencionado es la capacidad de adaptarse y recuperarse de situaciones difíciles de la vida.
Ser resiliente permite una mejor salud física y mental, al enfrentar los retos de la vida, afirma la Clínica Mayo. Mejorar esta aptitud ayuda a disminuir el estrés y la ansiedad, fomenta los pensamientos positivos y contribuye al propio entendimiento.
Por su parte, la Academia Americana de Psicología entrega 10 pautas para desarrollarla.
- Establecer relaciones de calidad: fortalecer vínculos con familiares, amigos y con la comunidad. Aceptar ayuda y compañía.
- Evitar ver las crisis como insuperables: si bien hay situaciones inevitables, se pueden cambiar las reacciones ante ellas.
- Aceptar el cambio: enfocarse en lo que sí se puede controlar.
- Desarrollar metas realistas: preguntarse por qué puede lograr hoy.
- Actuar con decisión: decidir enfrentar la situación desde la mejor perspectiva que se pueda.
- Conocerse a sí mismo: aprender de las lecciones y descubrirse a nivel personal.
- Crecer en autoestima y autoconfianza: creer en sí mismo, en la capacidad propia de resolver problemas.
- Mantener la perspectiva: considerar los hechos en un contexto más amplio, sin exagerarlos.
- Conservar la esperanza: una visión optimista da cabida a buenas cosas.
- Cuidar de sí mismo: prestar atención a las necesidades, deseos e intereses propios.
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