La laringitis hace que las cuerdas vocales se inflamen, cambiando la forma en que vibran y el sonido de la voz.
El principal síntoma de esta enfermedad, que afecta el principal órgano de la fonación, es decir, de la capacidad de hablar, es la ronquera. Sin embargo, las personas afectadas también puede sentir cosquilleo en la garganta, fiebre, tos (que puede ser de bronquitis o sinusitis), congestión y pérdida de la voz.
Según la Biblioteca Nacional de Medicina de los EE. UU., la mayoría de los casos de laringitis aguda son de carácter temporal. Las causas incluyen infecciones virales, esfuerzo vocal, causado por gritos o el uso excesivo de la voz, o por virus como el sarampión o las paperas. La laringitis crónica, por su parte, puede causar tensión de las cuerdas vocales, lesiones o crecimientos en las cuerdas vocales (pólipos o nódulos).
Es fundamental buscar ayuda profesional si cualquiera de los síntomas se agravan y el paciente manifiesta dificultad para tragar (disfagia), para respirar (disnea) o una fiebre por encima de 39ºC. El médico, a través de una laringoscopia –examen visual de las cuerdas vocales-, o biopsia –en caso de que se necesite observar de manera detallada un tejido de la garganta-, determinará qué tipo de tratamiento seguir.
Para evitar la sequedad o la irritación de las cuerdas vocales:
- No fume y evite el humo de los demás fumadores.
- Beba mucha agua.
- Lávese las manos frecuentemente y evite el contacto con personas que tengan infecciones respiratorias como los resfriados.