Olvidarse de las cosas, no disfrutar los momentos de descanso por estar pensando en el trabajo o seguir aplazando esa salida pendiente con los amigos, son señales de lo que se ha denominado, el síndrome de la vida ocupada o busy life.
Hablamos de un padecimiento que se presenta principalmente en la población jóven y que se caracteriza por desencadenar en quienes lo sufren estrés, pérdida de memoria y falta de concentración. De acuerdo con un estudio publicado por CPA Research, entre más estímulos y presiones externas tenga la persona es más probable que empiecen a aparecer los síntomas.
La tecnología, el uso de teléfonos inteligentes y redes sociales, sumada a la alta exposición a los medios, la televisión o internet, llevan a una hiperconexión por la que las personas terminan recibiendo demasiada información, reduciendo los momentos de descanso mental y sobreestimulando su cerebro.
Prevenir el síndrome está en cada persona, indican los especialistas del estudio en cuestión. La clave es reducir esa hiperconectividad y buscar soluciones a las presiones laborales o familiares que potencian los síntomas.
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