Los ambientes naturales se destacan porque propician una sensación de armonía y tranquilidad que conviene en distintos tratamientos físicos y mentales. Además, nuevos estudios realizados en la Universidad de Minnestota, Estados Unidos, demuestran que son una terapia psicológica y espiritual apropiada para los adultos mayores.
La naturaleza es, sin duda, el escenario perfecto para hacer deporte, relajarse o pasar una tarde en familia. A lo largo del estudio se demostró que estos espacios son ideales para promover sentimientos de renovación, restauración y conexión espiritual.
Los espacios a los que se refiere la investigación son verdes y azules, es decir, bosques, lagunas, senderos y ríos, entre otros. Lo sorprendente es que estos ambientes influyeron en las actitudes emocionales y sobre la percepción del mundo y las relaciones de los participantes, todos entre los 65 y 86 años, provenientes de Estados Unidos.
La naturaleza como espacio para ejercitarse
El campo abierto, donde el aire es limpio, es perfecto para la práctica de diferentes deportes. Según el estudio, las personas jóvenes buscan estos espacios para escapar de su vida ocupada, mientras que los mayores lo hacen para mantenerse activos física y espiritualmente. Lo que hace la diferencia, los últimos logran conectarse con la naturaleza de tal modo que sincronizan su reloj circadiano con la luz natural y afinan sus ritmos cardíacos.
Además, les permite explorar nuevos ambientes, hacer amigos y realizar actividades fuera de la casa, lo que les proporciona movilidad y reduce las posibilidades de aislamiento, aburrimiento y soledad.
Hasta las acciones más pequeñas, como escuchar una fuente de agua, mirar las plantas o dar un pequeño paseo pueden hacer que la naturaleza los haga sentir más vitales, más fuertes y cómodos con su vida.
Una alimentación sana, visitas regulares al médico, actividades sociales y una mente positiva son algunos de los complementos para envejecer con bienestar.