La falta de información sobre el cáncer de linfoma hace que sea más difícil su diagnóstico y tratamiento. Por eso, con el fin de incrementar el conocimiento sobre el mismo, se celebra cada 15 de septiembre el Día Mundial del Linfoma.
Según la Asociación Española de Afectados por Linfoma, Mieloma y Leucemia (AEAL), los linfomas son un tipo de cáncer que se origina en el tejido linfático, donde se encuentran los glóbulos blancos llevando a que se reduzca el funcionamiento del sistema inmune, encargado de la defensa del organismo.
Los dos grupos más grandes de cáncer de linfoma son el Linfoma Hodgkin (LH) y Linfoma No Hodgkin (LNH). “Saber qué tipo de linfoma se tiene es importante porque afecta a sus opciones de tratamiento y pronóstico”, enfatiza la Asociación.
Aunque los síntomas no son exclusivos de la enfermedad, es importante estar atento a ellos y, de permanecer en el tiempo, consultar con un profesional médico. Algunas de estas señales de alerta son el crecimiento de masas en las zonas donde se ubican los ganglios linfáticos, como son el cuello, las axilas, abdomen, ingle y tórax, así como la pérdida de peso sin motivo o causa aparente, sudoración excesiva en la noche, fiebre, debilidad permanente y tos o dolor torácico.
Cuando este cáncer es tratado a tiempo llega a ser uno de los subtipos con mayores años de supervivencia. La clave está en reconocer los síntomas para lograr un diagnóstico precoz y un tratamiento oportuno.
7 de cada 10 personas no conocían nada de esta enfermedad hasta que fueron diagnosticados, según el Informe 2014 Global Patient Survey.