Con el paso de los años, con frecuencia después de los 40, la piel que rodea los ojos comienza a perder elasticidad y se hacen más prominentes las bolsas de grasa.
Esto suele conocerse como los párpados caídos. Si bien la mayoría de los casos se dan por envejecimiento, de acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de los EE.UU., también pueden darse por un tumor alrededor o detrás del ojo, diabetes, síndrome de Horner (trastorno que afecta los nervios que van al ojo y a la cara), miastenia grave (trastorno neuromuscular), accidente cerebrovascular o por inflamación del párpado, como es el caso de un orzuelo.
La Clínica Clofán de Medellín, en su sitio web, explica que “los párpados son unas estructuras que sirven para proteger los ojos y que contribuyen en su lubricación para que permanezcan con brillo y confort visual. Tienen una piel muy delgada y unas capas que sostienen la grasa que rodea el ojo para amortiguarlo. Existe un factor familiar predisponente que contribuye a que estas alteraciones se presenten más temprano. Es lo que se conoce como “dermatochalasis».
Para corregir este asunto el paciente puede acudir a la cirugía llamada blefaroplastia, con la cual se retira la piel sobrante y las bolsas de grasa luego de un proceso en el que estas se resecan.
Esta es una cirugía de bajo riesgo, sin embargo, se sugiere tener cuidados durante los 15 días posteriores a la operación, entre ellos evitar las zonas húmedas y no excederse en el tiempo frente a pantallas.