La mayoría de los sangrados nasales son causados por irritaciones menores o resfriados, por ello se catalogan como inofensivos.
El aire que circula a través de la nariz puede secar e irritar las membranas que recubren su interior, las cuales cuentan con una gran cantidad de capilares, es decir, vasos sanguíneos tan diminutos y delgados que se afectan fácilmente. La mayoría de las hemorragias se producen en la parte delantera de la nariz, específicamente en el tejido que separa las dos fosas nasales. Con menor frecuencia, se dan en la parte trasera o más profunda de la nariz, donde la sangre puede bajar por la parte posterior de la garganta aunque la persona esté sentada o de pie. El portal MedlinePlus comparte algunas recomendaciones para controlarlas de forma sencilla:
- Evite taponar el interior de la nariz con gasa o papel higiénico.
- Siéntese y apriete suavemente la porción blanda de la nariz con los dedos pulgar e índice, de tal manera que las fosas permanezcan cerradas durante 10 minutos completos.
- Inclínese hacia adelante para evitar tragar sangre y respire por la boca.
- Después de los 10 minutos verifique si el sangrado se detuvo.
- Aplique compresas frías o de hielo sobre el puente nasal, esto puede ayudar.
- Procure no acostarse ni sonarse la nariz mientras espera.
Si la hemorragia persiste después de 20 minutos o se presenta con mayor frecuencia sin una causa particular, acuda a un especialista.
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