Evita dolores y desgastes con la dieta apropiada. Realizar ejercicio físico y mantener un peso adecuado también son medidas fundamentales.
Nos movemos gracias a las articulaciones. Pequeños gestos como agarrar un lápiz o seguir el ritmo de una canción con el pie son posibles gracias al conjunto de tejidos blandos que unen nuestros huesos y dotan nuestro cuerpo de flexibilidad: ligamentos, cartílagos y tendones.
Se encuentran a lo largo y ancho de nuestro cuerpo y se catalogan según su grado y tipo de movilidad. Las hay fibrosas, como las que unen los diferentes huesos del cráneo; cartilaginosas, como aquellas que unen las vértebras de la columna, o sinoviales, como las rodillas, codos, tobillos o muñecas. Dentro de estas últimas, que permiten los rangos más altos de movilidad, las hay de deslizamiento, flexión o rotación.
Los tejidos que recubren las uniones de los huesos evitan que estos se choquen, amortiguando la fricción y permitiendo el movimiento sin dolor. Sin embargo, por diversas razones la capacidad de regeneración de los huesos y los tejidos blandos de las articulaciones puede disminuir y causar diversas afecciones.
Un artículo publicado por el Centro de Estudios en Nutrición T. Colin Campbell explica que, si bien hay numerosos factores que explican el dolor en las articulaciones -como lesiones, infecciones, artritis o enfermedades- todos tienen un factor común: la inflamación. Y esta, a su vez, está directamente relacionada con la manera en que nos alimentamos.
La ingesta de productos procesados, altos en carbohidratos refinados y azúcares, alcohol en exceso o gluten tiene efectos sobre la proporción de ácidos grasos en el cuerpo, los niveles de azúcar en la sangre y el desequilibrio de la flora intestinal. Así mismo, “los estudios demuestran que las carnes rojas y procesadas se asocian con un mayor riesgo de cáncer, enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular, todos ellos con componentes inflamatorios subyacentes”.
Por otro lado, la revista Rheumatology publicó una investigación en la que asegura que, además de perder peso y hacer ejercicio, cuidar la alimentación es la medida más importante para quienes sufren de artrosis u osteoartritis, la forma más común de artritis.
Entre los alimentos que mejoran la funcionalidad de las articulaciones se encuentran aquellos que son ricos en omega-3 como el salmón, el atún, la sardina, las semillas de chía o de linaza y aceites de plantas o suplementos dietéticos. También es importante incluir antioxidantes como el brócoli, los arándanos o la zanahoria, y equilibrar los niveles de colesterol.
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