Las destrezas sociales, cognitivas y emocionales son eficaces para tomar decisiones saludables que favorecen la vida.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), potenciar el desarrollo de las habilidades para la vida trae consecuencias positivas para la salud personal y colectiva, por ello, fomentar estas habilidades hace parte de la estrategia para la promoción de la salud de ambas organizaciones.
La organización Edex de Bilbao, a través del proyecto Habilidades para la Vida, explica cuáles son las 10 destrezas que todos debemos desarrollar e impulsar entre las nuevas generaciones:
- Autoconocimiento: capacidad de conocerse a sí mismo, reconociendo las propias fortalezas, debilidades, actitudes, valores y recursos personales y sociales con que uno cuenta.
- Manejo de emociones y sentimientos: habilidad para explorar y canalizar las emociones propias para evitar comportamientos nocivos ante sentimientos desbordados. Entre los de más difícil manejo están la ira y la violencia.
- Manejo de la tensión: destreza para reconocer las situaciones que causan estrés y afrontarlas o eliminarlas de manera constructiva y saludable.
- Comunicación asertiva: capacidad de expresar con claridad lo que se piensa, siente o necesita, con determinación y sin opacar al otro.
- Empatía: habilidad de comprender la vida, situaciones y sentimientos de los demás. Ser empático ayuda a aceptar la diversidad y mejora las relaciones interpersonales.
- Relaciones interpersonales: capacidad de interactuar con otros y de establecer y mantener relaciones positivas, independientes y no tóxicas que no bloqueen el crecimiento personal.
- Manejo de conflictos: aceptar que el conflicto es parte de la condición humana y desarrollar estrategias constructivas para afrontarlo. Esta habilidad ayuda a reducir la ansiedad.
- Toma de decisiones: capacidad de evaluar las posibilidades y elegir entre estas conociendo las consecuencias para uno mismo y el entorno.
- Pensamiento creativo: habilidad de ir más allá de la propia experiencia personal para mejorar la toma de decisiones y la resolución de conflictos.
- Pensamiento crítico: capacidad de analizar de manera objetiva las situaciones para llegar a conclusiones propias. Esta destreza ayuda a reconocer la influencia del entorno (medios de comunicación, música, etc.) en el comportamiento.